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Ecuador no muestra mejoras en sus indicadores de violencia contra la mujer. De 2011 a 2019, la violencia de género aumentó en 5%, siendo la violencia sexual la que más se elevó, aumentando siete puntos en los últimos ocho años. Este dato tiene una repercusión directa en los femicidios, que tuvieron un aumento constante hasta 2017, con tope de 203 en dicho año. La violencia de género se evidencia en todos los ámbitos, pero principalmente en el de pareja (42,8%) y en el ámbito social (32,6%), que incluye violencia en los espacios públicos. Todo esto mientras el presidente Lenín Moreno, afirma que “los hombres están sometidos al peligro de que las mujeres les acusen de acoso”.

La Encuesta Nacional de Violencia de Género contra las mujeres (Envigmu) se levantó por primera vez en 2011 y por segunda vez en 2019. En 1995 se expidió la primera ley contra la violencia a la mujer y la familia (ley 103) dentro del marco de los avances del derecho internacional de las mujeres y de los DDHH, donde se exige al Estado tomar rectoría en el tema.

En 2007 se da el decreto ejecutivo para la erradicación de la violencia como política estatal y en 2008 se determina, dentro de la nueva Constitución de la República, un “Estado de Derechos” que garantiza una vida libre de violencia. En la reforma del COIP de 2014 se añade sanciones en casos de violencia contra la mujer y miembros del hogar. Finalmente, en 2018 se aprueba la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres como medio para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Las acciones tomadas para combatir este problema son varias, especialmente en la última década; no obstante, los datos no muestran mejoras, sino que el problema se ha profundizado aún más. Se identifica que, en 2019, 65% de las mujeres sufrió algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida mientras que, en 2011, fueron 60,6% de mujeres (Gráfico 1). Esto refleja dos situaciones: la primera, que realmente los índices de violencia han aumentado y, la segunda, que se ha desnormalizado la violencia como un acto cotidiano y, por ende, las mujeres son más conscientes de sufrir algún tipo de violencia que se evidencia en la data.

Gráfico 1
Mujeres que han vivido violencia a lo largo de su vida en Ecuador

La Envigmu es una encuesta que se realiza a mujeres de 15 años en adelante, tanto en el sector urbano como rural, a lo largo del país. La muestra tomada para los resultados de 2019 es de 20.848 viviendas, 2.000 viviendas más que en 2011. Los resultados de esta encuesta permiten identificar los cinco tipos de violencia de género analizados: la violencia psicológica, violencia física, violencia sexual, violencia económica o patrimonial y la violencia gineco-obstétrica.

VIOLENCIA PSICOLÓGICA, LA MÁS RECURRENTE

La forma más frecuente de violencia de género sigue siendo la psicológica. El 57% de mujeres afirma que han sufrido violencia psicológica alguna vez en su vida, esto significa que más de la mitad de las mujeres ha sufrido algún daño emocional, disminución de autoestima, descrédito, menosprecio o degradación cultural.

La segunda más común es la violencia física, aunque es la que más ha disminuido, marginalmente, pasando apenas de 38% a 35,4% en ocho años. En tanto, la violencia sexual ha aumentado notoriamente, pasando de 25,7% en 2011 a 32,7% en 2019. Esto explica el aumento constante de femicidios que hubo hasta 2017, llegando a 203 en ese año, que luego se redujeron a 60 en 2018. El femicidio es el segundo motivo de las muertes violentas de mujeres (35%); el primero es el asesinato (51%). El 69% de las mujeres, víctimas de femicidio, tenía hijos, preocupación que recae en el elevado número de huérfanos ya que muchos de los agresores terminan suicidándose una vez cometido el acto violento.

Según la ONU, en su informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), 80% de los homicidios fueron cometidos por hombres y solo 20% por mujeres. Este dato es representativo y justifica la razón del denominado “femicidio” que es bastante criticado por grupos que consideran que no debería haber un crimen específico para las muertes violentas de mujeres y no para los hombres.

La menos recurrida, pero no marginal, es la violencia patrimonial. El 16,4% de mujeres ha vivido violencia de tipo patrimonial o económica; esto significa que, prácticamente, dos de cada 10 mujeres han enfrentado algún hecho de menoscabo en sus recursos económicos o patrimoniales.

Gráfico 2
Mujeres que han vivido algún tipo de violencia

AZUAY, LA PROVINCIA CON MAYOR VIOLENCIA DE GÉNERO

La provincia de Azuay prepondera en todos los indicadores de violencia de género. El 79,2% de las mujeres de Azuay han vivido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, seguido por Morona Santiago (78,9%) y Napo (77,7%) (Figura 1). En lo opuesto, se encuentra Bolívar, con el menor porcentaje de violencia de género del país (48,4%); aunque el número no sea de alegrarse puesto que casi la mitad de su población femenina ha sufrido algún tipo de violencia de género.

En los últimos 12 meses, los datos muestran una mejoría a nivel general, pero Azuay sigue ubicándose en el primer lugar, con 46,2%. En el ámbito educativo esta provincia se encuentra en segundo lugar, con 27,7%, superada por Cotopaxi, con 30,4%. En el ámbito social se encuentra en tercer puesto, con 40,2% de violencia y, en el laboral en el cuarto puesto (25,3%) del ranking de provincias con mayor violencia de género. Azuay resalta entre las cinco provincias con mayor violencia de género en todos los ámbitos y tipos de violencia.

Figura 1
Violencia de género total por provincia

Revista Gestión

LAS MUJERES CON MAYOR INSTRUCCIÓN SUFREN MÁS VIOLENCIA EN ESPACIOS EDUCATIVOS Y LABORALES

Los ámbitos donde se identifica mayor violencia contra las mujeres es el de pareja, con 42,8%, y luego el social, con 32,6% (Gráfico 3), mientras que los tres espacios restantes tienen un promedio de violencia de 20%. En todos los ámbitos prima el tipo de violencia psicológica, en este sentido, las mujeres han sido insultadas o humilladas por el hecho de ser mujer y ejercer algún tipo de actividad no bien vista por los hombres como estudiar o trabajar.

En el ámbito educativo, se dan patrones de violencia de género bastante llamativos. Por ejemplo, a medida que las mujeres aumentan su nivel de instrucción sufren mayor violencia de género en los espacios educativos. No obstante, de manera global la mujer sufre menos violencia mientras tiene mayor nivel de instrucción ya que tiene mayor independencia económica. El tipo de violencia más recurrente dentro del ámbito educativo es la psicológica pero también la sexual y, de estos casos, más de 95% no se han denunciado.

El mismo patrón de “a mayor educación mayor violencia” también se da en el ámbito laboral y Pichincha es la provincia donde esta situación prepondera. En Pichincha, 28,2% ha vivido violencia psicológica (17,2%), violencia sexual (6,8%) o violencia física (1,2%). El hecho de que sea metrópolis y concentre una gran parte del mercado laboral es una situación preocupante; a diferencia de Guayaquil, que también tiene alta representatividad en el mercado laboral, pero su indicador de violencia contra mujeres en lo laboral es de ocho puntos menos que Pichincha.

Gráfico 3
Violencia de género por ámbito

En general, se ha visto que a mayor dependencia de ingresos las mujeres sufren mayor violencia. Y no solo lo viven, sino que además están de acuerdo con vivirlas ya que sienten que su pareja, al proveer los recursos en el hogar, merece obediencia, según indican las estadísticas. Las mujeres afrodescendientes e indígenas son las que sufren mayor violencia de género en todos los ámbitos y, en gran medida, aquellas mujeres que no han recibido ningún tipo de educación.

Es evidente que los indicadores no han mejorado en esta última década a pesar de las medidas impuestas por el gobierno y la lucha del movimiento feminista. Alcanzar la igualdad de género es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que está dentro del Plan de Desarrollo Nacional, sin embargo, esto implica mayores acciones por todos los sectores que fomenten el respeto mutuo sin distinción, como el Estado de Derechos que es el Ecuador.

Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.

 

 

 

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Last modified on 2020-02-12

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