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Autor: Revista Gestión *

Los datos del primer trimestre del 2021 revelan que la economía nacional creció un 0,7% respecto al trimestre anterior. Poco a poco se vuelven a estabilizar los sectores productivos no petroleros, con incrementos de 2,8% de la inversión, frente a una disminución de la extracción de petróleo. Con un crecimiento del gasto del consumo de los hogares de 3,5% y una mayor participación económica, se espera que el Ecuador siga el curso hacia una lenta pero sostenida recuperación tras la recesión que se vivió desde inicios del 2020. El gobierno debe aprovechar estos factores para alcanzar los niveles pre-pandémicos.

El Banco Central del Ecuador (BCE) ha publicado las cifras actualizadas de las Cuentas Nacionales, en donde se analizan las dinámicas agregadas que describen cómo funciona la economía y cómo esta ha ido fluctuando en períodos de auge, pero sobre todo de crisis sistémica.

En un escenario de incertidumbre y desconcierto por la paralización de varias actividades por el covid-19, el 2020 cerró con un total de $ 66.308 millones de Producto Interno Bruto (PIB), lo que representa una caída de 7,8%, en comparación al año 2019. Después de un año y medio de ralentización económica provocada por la crisis sanitaria y profundizada por falencias estructurales nacionales, el país ha tenido que adaptarse a una nueva realidad.

Evaluando el primer trimestre del 2021, con relación al mismo periodo de 2020, se registra un decrecimiento de la economía en 5,6%. Estas cifras resultan evidentes si se toma en consideración que, en los primeros meses del año pasado, el estado de excepción aún no se instauraba en el país, sino hasta finales de marzo 2020, por lo que las actividades económicas todavía no se habían paralizado.

En ese sentido, urge apuntar hacia una estabilización económica que permita alcanzar los niveles registrados previos al encierro y a la propagación del covid-19. Los datos reflejan que muchos sectores ya han sido capaces de recuperarse con relación a su estado pre-pandémico. Los sectores que presentaron tasas interanuales positivas son la pesca y acuicultura (16,2%), correo y comunicaciones (4,3%) y refinación de petróleo (3,8%).

No obstante, para analizar el camino hacia la reactivación, es indispensable la revisión del comportamiento de la economía en comparación con el trimestre anterior, es decir, al cuarto trimestre del 2020. Esto sirve para examinar la manera en que los sectores están tratando de salir de la contracción generalizada.

Según las cifras del BCE, el Ecuador está presentando signos de recuperación. Con relación al último trimestre de 2020, el PIB creció 0,7%, alcanzando un total de $ 16.445 millones. Aunque esta cifra no representa un crecimiento significativo, se debe considerar que durante esta época el desempeño económico estuvo sujeto a diversos componentes externos, como la falta de efectividad del proceso de vacunación y la incertidumbre electoral. Con un escenario político más afianzado, aunado a la confianza que ha generado el nuevo gobierno en los agentes económicos y el inicio de reformas estructurales, se espera que incremente el ritmo y la profundidad de la reactivación.

Detrás de esta mejoría, se esconden diversas acciones emprendidas por el aparato estatal para mermar al máximo los impactos negativos de la pandemia sobre la población. Algunas de esas operaciones incluyen la reducción gradual de -2,6%, del consumo final del gobierno. Esta austeridad se reflejó, especialmente, en la disminución en el pago de sueldos. A lo largo del 2020, esto representó un fuerte gasto corriente para el Estado, ya que, de acuerdo con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), 57% del Presupuesto General del Estado se destinó al pago de salarios y a los intereses de la deuda pública. Esto representó un total de $ 10.676 millones ($ 8.592 millones para los gastos de nómina y $2.084 millones para los intereses).

Otros elementos que jugaron un papel esencial para la leve estabilización percibida fueron el consumo de los hogares y la inversión, a modo de formación bruta de capital fijo en sectores estratégicos de la economía. Estos son factores clave a la hora de proyectar un crecimiento sostenido en el tiempo. El aparato estatal debe buscar aprovechar estos indicios de mejoramiento y seguir alerta para mantener esta tendencia de crecimiento en lo que resta del 2021.

EL GASTO DE LOS HOGARES ES LA FUERZA MOTORA DE LA ECONOMÍA NACIONAL

El estudio del consumo de las familias ecuatorianas es imprescindible al momento de evaluar las dinámicas económicas, ya que históricamente ha sido sustancial como uno de los componentes del PIB en el país. Según el BCE, representa casi las dos terceras partes del PIB por el enfoque del gasto, un 60% del total que mueve la economía y da muestras de la bonanza o el estancamiento que se esté viviendo.

En la coyuntura actual se evidenció un comportamiento positivo del gasto de consumo final de los hogares de 3,5% en el primer trimestre del año (Gráfico 1). Esto quiere decir que la capacidad de pago de las familias creció durante en comparación con el último trimestre del 2020.

Gráfico 1

Evolución del gasto del consumo final de los hogares, por trimestre

 

La recuperación obedece a una mayor demanda de bienes finales, impulsada por el gasto en servicios y productos manufacturados y agropecuarios, así como a la apertura paulatina de las actividades económicas. Cabe destacar que este es el nivel más alto del consumo de las familias desde que inició la pandemia, lo que es una buena señal en términos de reactivación gradual.

Un mayor consumo propicia un círculo virtuoso que impulsa la actividad económica de los sectores. Oferta y demanda se estabilizan, reactivando la economía de la paralización que sufrió por la pandemia. En 2020, se reconfiguraron totalmente los mercados, lo que repercutió en la manera en la que los hogares adquirían bienes y servicios.

Los cambios de los hábitos de consumo respondieron a múltiples factores, entre los que se incluye la baja de expectativas por las percepciones negativas sobre la manera de consumir y la volatilidad de la economía, lo que provocó que se priorizaran gastos fundamentales en servicios básicos, salud y educación, y se dejaran de lado gastos suntuarios.

Las restricciones en la movilidad de las personas para detener la propagación del virus también tuvieron un gran peso en la transformación del gasto familiar, lo que les dio un impulso a métodos alternativos de compras, especialmente en línea, pero que no lograron equiparar la grave reducción del consumo dentro de la normalidad.

Esto último es especialmente importante, ya que es probable que las cifras de recuperación del primer trimestre del 2021 presenten una caída hacia el segundo trimestre, después que el Comité de Operaciones de Emergencia nacional (COE) dispusiera medidas de confinamiento en los meses de abril y mayo. Los establecimientos y demás empresas tuvieron que limitar sus actividades, por lo que se redujo considerablemente la oferta de productos en horarios de atención muy apretados, lo que pudo haber repercutido en una baja del consumo total de los hogares.

Por lo pronto se sabe que los sectores más afectados fueron el comercio y los servicios como alojamiento, restaurantes y entretenimiento y recreación. En suma, debido al estado de excepción, se estima una caída de $ 2,3 millones en ventas. En los próximos reportes del BCE se darán a conocer los efectos de estas medidas sobre los hogares ecuatorianos.

Otro punto a considerar es la descomunal caída de los ingresos de los hogares por el desplome de las actividades económicas a lo largo del 2020, que ocasionó una ola de despidos intempestivos y recortes en el salario. Esto, evidentemente, redujo las posibilidades de gasto de las familias. En este primer trimestre del 2021, con el aumento del consumo final de las familias, se esperaría que se haya dado, a la par, un dinamismo similar en el mercado laboral, ¿pero es verdad esto?

Revisando las cifras provistas por el INEC, el mercado de trabajo sigue presentando falencias en pleno 2021, con una tasa de desempleo para mayo de 6,3%. Esto contrasta con el mes de diciembre del 2020, donde la tasa de desempleo a nivel nacional fue de 5%, lo que implica que el mercado laboral se deterioró para el primer trimestre del 2021.

En cuanto al sector informal, al primer trimestre del 2021, 1’847.982 personas se encontraban en situación de subempleo, exactamente 14.280 más que en diciembre del 2020. Con estos datos se refleja que, aunque el consumo de los hogares aumentó, no fue de la mano con mejoras en las condiciones de empleo.

En ese sentido, para los próximos periodos es fundamental entender que el crecimiento del consumo privado puede ser mucho más robusto si está acompañado de un dinamismo en el mercado laboral. Por tal motivo, en la búsqueda de un fortalecimiento de las capacidades de consumir de los hogares, las autoridades pertinentes deben garantizar condiciones laborales dignas, con acceso a la seguridad social y sueldos justos.

En suma, para propiciar un adecuado consumo de los hogares que cubra sus necesidades básicas, así como otros componentes suntuarios, es fundamental una dinamización del proceso de desarrollo económico para incrementar la renta real por habitante. Para esto, el Estado debe aprovechar estos factores para un mayor crecimiento en los próximos meses, por lo que se debe encargar de buscar consensos para facilitar el acceso al crédito, dar incentivos para la creación de puestos de trabajo y fomentar las actividades económicas de sectores que todavía se encuentran rezagados por la pandemia.

SE DEBILITA LA EXTRACCIÓN PETROLERA PERO SE DINAMIZAN OTRAS INDUSTRIAS GRACIAS A LA INVERSIÓN

El análisis de los sectores productivos parte del estudio del Valor Agregado Bruto (VAB), que representa el valor de la producción menos el consumo intermedio de las industrias y los impuestos indirectos. Es muy útil para conocer el valor de los productos finales por fuera de los valores de los insumos intermedios.

En el reporte del BCE, se reveló un decrecimiento de -1,9% del VAB petrolero, comparado con el cuarto trimestre del 2020, en donde se registró una tasa del 0,4% (Gráfico 2).

Gráfico 2

Tasa de variación trimestral del Valor Agregado Bruto (VAB) petrolero y no petrolero

 

Esto responde a diversas causas, entre las cuales se encuentra la disminución en la extracción de petróleo. Entre enero y febrero, la producción total sufrió una reducción anual de -7,2%, lo que equivale a 29.820 miles de barriles, según un reporte de la Asobanca. Esta situación trajo consigo una reducción de los ingresos percibidos por la venta de petróleo y derivados en un 43%.

Estas caídas de los ingresos petroleros se registraron incluso con el aumento del 40% del precio promedio del crudo ecuatoriano para este trimestre, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). De enero a marzo del 2021, el precio del barril presentó variaciones entre $ 50 y $ 63, que es mayor al precio previsto por el MEF de $ 37.

Frente a todo lo expuesto, surge la pregunta de si el país puede seguir sosteniendo su economía en el crudo. La respuesta podría variar, pero lo que hoy por hoy es seguro es el buen rendimiento que los sectores no petroleros han tenido durante la pandemia. Respecto al trimestre anterior, el VAB no petrolero mostró un incremento de 0,9%.

Las industrias que mostraron un mejor rendimiento son, en primer lugar, pesca y acuicultura (excepto camarón), que creció un 15,2%, gracias a un aumento de las exportaciones del sector. Por otro lado, el sector de alojamiento y servicios de comida presentó un crecimiento de 3,1%, lo que se puede explicar por una recuperación en los servicios hoteleros y de restaurantes durante el primer trimestre del 2021, en donde se apostó por una priorización el turismo local con todas las medidas de bioseguridad.

En cuando al sector de la manufactura, se reportó una variación positiva de 2,4%, por la evolución positiva en la fabricación productos minerales no metálicos, producción de bebidas y el procesamiento y conservación de pescado, según el BCE. De igual manera, la agricultura registró un aumento de 2,2% por en el rendimiento positivo de la producción de banano, café, cacao, y flores. Finalmente, el sector comercial se incrementó en 4,7%, cuya recuperación está asociada directamente con la evolución de las demás industrias.

Por otro lado, las industrias que presentaron mayores contracciones trimestrales son: petróleo y minas (-2,6%), tal y como se estipuló con anterioridad; acuicultura y pesca de camarón (-2,6%) y administración pública y defensa (-3,9%) (Gráfico 3)

Gráfico 3

Tasa de variación del Valor Agregado Bruto (VAB) por industria, primer trimestre del 2021

 

Uno de los estímulos que ha permitido el mayor alcance de las industrias no petroleras es la inversión, también llamada Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF). Este indicador revela que están se incrementando la capacidad productiva en los diversos sectores de la economía, para la generación de cada vez más empleo y mayor producción.

Los niveles de inversión tuvieron una dinámica trimestral positiva de 2,8% como resultado, principalmente, de un crecimiento de maquinaria y equipo de transporte. La idea detrás de esto refleja la manera en cómo se están sentando las bases para aumentos de la productividad. Por lo tanto, las industrias poco a poco están resurgiendo, poniendo especial énfasis en un mejor aprovechamiento de recursos y procesos productivos más efectivos en donde se necesite mayor acervo de capital humano. El resultado final sería mayor empleo, crecimiento y productividad.

 

RETOS QUE TODAVÍA SE DEBEN SUPERAR

Aunque los datos resultan alentadores, todavía queda mucho camino que recorrer. El Estado aún se enfrenta a una economía golpeada, en donde muchos aspectos le pueden jugar en contra, como que el Plan de Vacunación no se lleve a cabo según lo planificado. Esto se volvería contraproducente y limitaría las posibilidades de mejora, especialmente porque al día de hoy el miedo al contagio sigue latente. Aunque se ha vislumbrado un mejor manejo de la logística y la organización, el reto todavía reside en la obtención de vacunas suficientes para todos.

Lo más importante es buscar el retorno progresivo de las actividades económicas, inmunizando a la población en el proceso. Según la Corporación de Estudios para el Desarrollo, si el plan resulta exitoso, la actividad económica puede registrar una recuperación importante, especialmente en los últimos meses del año, por lo que para el 2022 el país podría presentar un crecimiento mucho más dinámico.

De igual manera, si bien es innegable la importancia del componente del consumo de los hogares, como previamente se estableció, es primordial buscar una mayor participación de las exportaciones y una mayor integración comercial entre países. Según el BCE, las exportaciones de bienes y servicios se contrajeron -2,6% en el primer trimestre del año, mientras que las importaciones seguían subiendo, con un crecimiento de 8,3%, respecto al trimestre anterior.

Para equilibrar la balanza comercial, es necesario ampliar el enfoque productivo actual que se centra especialmente al mercado interno, para expandirlo y tener un mejor posicionamiento en los mercados mundiales. Esto se lograría a través de incrementos en la competitividad, de manera que, a la par de que se internacionalizan los bienes, los costos internos no suban, por lo que los productos locales tendrían más oportunidad de competir en el extranjero.

Finalmente, con las leves mejoras que se registraron en el primer trimestre del 2021, se están sentando las bases para un proceso conjunto de recuperación que involucra a todos los agentes económicos: los hogares, las empresas y el Estado. De esta manera, si se logran aprovechar los factores de reactivación, teniendo como ejes centrales el empleo y la salud, se impulsará el resurgimiento de la economía nacional, para alcanzar los niveles pre-pandemia o, incluso, romper las barreras estructurales y entrar en un verdadero periodo de crecimiento.

 

(*) Elaborado por Aitana Veloz, analista económica Revista Gestión.

 

 

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Last modified on 2021-07-04

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