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La deuda soberana se ha suavizado desde 2017. Ecuador cerró el 2019 con una deuda pública de $ 41.492,88 millones, lo que equivale a una relación deuda/PIB de 38,94%. Por tercer año consecutivo, los saldos a pagar a China han disminuido ($ 6 mil millones); sin embargo, sigue siendo el principal acreedor bilateral y representa 64% de la deuda total con los países. En contraste, la deuda con los organismos multilaterales duplica la deuda con China, cubriendo 29% de la deuda externa total. Sin embargo, ambos rubros son superados por los bonos emitidos a los mercados internacionales, que representan cerca del 50% del total de la deuda externa.

La deuda pública o soberana es la deuda total que tiene una nación, incluyendo tanto la deuda externa como interna. En esto, la deuda externa del país prepondera sobre la deuda total, abarcando 72,4%. Esta deuda se compone de multilaterales, bilaterales, bancos, bonos y proveedores; mientras que la deuda interna, que la denominan como “obligaciones no pagadas”, abarca la banca pública, GAD, empresas públicas, IESS, sector privado y sociedades anónimas con participación pública.

Desde marzo de 2010 hasta marzo de 2019, la deuda aumentó $ 40.719,1 millones, es decir, un 30,2% más, alcanzando en esa fecha 45,7% del Producto Interno Bruto (PIB). Evidentemente, el PIB también aumentó, pero desde inicios de 2015 esta variable ya representaba valores relevantes sobre el PIB.

El actual Gobierno decidió ignorar y eliminar el artículo 124 del Reglamento del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el cual establece que el límite de endeudamiento no podría superar el 40% del PIB.

Ecuador ha tenido una tendencia creciente de endeudamiento desde 2011, alcanzando en 2017 44,6% del PIB. A partir de ese año, la tendencia se suaviza y se vuelve prácticamente constante, con indicios a la baja (Gráfico 1).

Esto demuestra la austeridad fiscal del presente Gobierno que se relaciona directamente con las condiciones de los multilaterales para financiar al país; lo que muestra que, aunque se contrajo más deuda, las obligaciones del pago están siendo más atendidas. En contraste, el ajuste fiscal implicó una reducción del gasto público entre eso salarios y subsidios que ahora se refleja en el pago de deuda.

No obstante, el gráfico indica claramente que no estamos ahogados por la deuda. A finales del siglo XX, el promedio de deuda pública estaba sobre el 60% del PIB, llegando a su máximo en 1999 (85,5% del PIB). Por eso, los gobiernos del inicio de siglo se enfocaron demasiado en el pago de la deuda recuperando un bajo margen respecto al PIB.

Lo que sí resalta son las obligaciones no pagadas (deuda interna), ya que está entre las más altas de los últimos 30 años. En 2014 representó 14% del PIB. Solo en 1999 la deuda interna fue tan alta, apenas 1 punto porcentual por encima.

Gráfico 1
Coeficiente deuda / PIB (deuda interna y deuda externa)

TENDENCIA DECRECIENTE EN LA DEUDA CON CHINA

En 2019, la deuda con China disminuyó por tercer año consecutivo. Sin embargo, sigue siendo el principal acreedor bilateral del país. Para el cierre del año pasado, China representaba el 64% de la deuda total con los distintos bilaterales, esto equivale a más de $ 6 mil millones de saldo. El segundo acreedor es Estados Unidos, con el 10% de la deuda, seguido por Reino Unido (7%) (Gráfico 2).

Desde 2016, los saldos de la deuda con China han decrecido, pasando de $ 8.143 millones en 2018 (año donde se acumuló mayor deuda) a $ 6.059 millones. Aunque el gobierno de turno también contrajo deuda con este bilateral, el pago de las obligaciones ha sido atendido. El Gobierno de Rafael Correa adquirió deuda con China en todo tipo de especies: proyectos de infraestructura, preventas petroleras, préstamos de libre disponibilidad, entre otras.

Gráfico 2
Saldos de la deuda externa con bilaterales

Aunque el Gobierno actual también solicitó un préstamo a China, aumentando tres puntos porcentuales de participación en la deuda externa, no ha comprometido más barriles de petróleo. Esta práctica no deseada empezó en 2009 dejando, al 31 de diciembre de 2019, un saldo a pagar de $ 50 millones en petróleo, según el contrato con Petrotailandia. No obstante, el saldo al inicio del año pasado era de $ 410 millones aproximadamente, por lo que las obligaciones con dicho país disminuyeron sustancialmente.

El ministro de finanzas, Richard Martínez, ha enfatizado que no pretende comprometer más barriles como pago de deuda. Lo que han tratado, en cambio, es revenderlo a precios más altos en el mercado internacional, pues la preventa de petróleo no favorece de ninguna forma a la economía.

Se dice que es una acción no deseada porque se compromete una gran cantidad de petróleo a precios ínfimos comparados con los del mercado por lo que tiene un costo de oportunidad demasiado elevado y el único efecto que causa es una descapitalización nacional.

LOS BONOS SON CERCA DEL 50% DE LA DEUDA EXTERNA

Los bonos del Estado se han convertido en una de las vías favoritas de financiamiento por los gobiernos. Su objetivo es empujar la deuda hacia el futuro y seguir cubriendo los gastos nacionales. Tanto así que, al cierre del año pasado, se tuvo un saldo de 44,6% de la deuda externa total solo en bonos emitidos en mercados internacionales.

Estos bonos tienen la facilidad de realizar negociaciones de venta con pacto de recompra e incluso ser comprados por el mismo gobierno según las condiciones del mercado.

Otro de los grandes acreedores del Ecuador son los organismos multilaterales, cuya participación se incrementó desde la adquisición del préstamo con los distintos organismos a inicios del año pasado, encabezando por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Para diciembre de 2019, el saldo a pagar a los multilaterales estuvo por encima de los $ 12 mil millones. Así, su participación dentro de la deuda externa es de 29% (Tabla 1). Es decir, duplica la deuda contraída con China.

NECESIDAD PERO CON LÍMITES

La deuda es una herramienta indispensable para el financiamiento de una nación. Sin embargo, debe ser sostenible de acuerdo con la realidad del país.

La mayor adquisición de deuda durante la última década está resultando muy costosa, por lo que ahora las posibilidades que tiene el país son limitadas.

El ajuste fiscal es necesario para reducir el coeficiente deuda/PIB y así tener mayores posibilidades de financiamiento a futuro. Para ello, debe involucrarse todos los actores de la sociedad mediante impuestos, reducción del gasto público o, a su vez, una mayor contracción de deuda que, por supuesto, no es lo ideal, así como, tampoco lo es la reducción excesiva del gasto público.

Tabla 1
Componentes de la deuda externa

Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.

 

 

 

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Last modified on 2020-02-26

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