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La palabra “crisis” por lo general se asocia con fenómenos negativos, pero también tiene la acepción de una época de cambios profundos. Ante la crisis de la COVID-19, los emprendedores y pequeños empresarios ecuatorianos no pueden quedarse estáticos, y deben tomar acción. Pese a que es un fenómeno sistémico, está muy claro que se avecina una recesión económica muy pronunciada, aunque no todos los sectores se afectarán de igual manera.

Si usted es emprendedor, a estas alturas ya estará acostumbrado a los riesgos y sobresaltos de hacer empresa en nuestro país. Una de las principales dificultades está lastimosamente relacionada con la legislación ecuatoriana, que prácticamente no diferencia entre las realidades tan disímiles de empresas grandes y pequeñas. Ante este panorama de gran incertidumbre, hay que tomar decisiones; por ello Marco Lalama, docente de la carrera de Administración de la UDLA, presenta una guía de preguntas que pueden ayudar en el proceso.

La primera pregunta que se debe considerar es si la empresa es viable. ¿Su empresa era viable antes de la crisis? Si la respuesta es afirmativa, entonces cabe preguntarse ahora: ¿Será viable luego de esta crisis? Nadie puede predecir el futuro, pero si antes de la crisis la empresa tenía una cartera de clientes satisfechos, es razonable pensar que ellos van a considerar la oferta de la empresa cuando nuevamente aflore la necesidad. Aquí hay una consideración importante con respecto al tiempo, puesto que no se sabe exactamente cuánto va a durar la recesión, tomando en cuenta que el 2021 es un año de elecciones.

Otro punto crítico para tomar en cuenta es si la empresa gozaba de buena salud antes de la crisis; escenario muy diferente a si la empresa ya estaba en una posición comprometida.

Un tercer aspecto tiene que ver con el estatus legal de la operación. ¿Cuáles son sus obligaciones legales en este momento? Las mismas varían en función de la figura bajo la cual se estaba operando. Esta información es muy importante para tomar decisiones más adelante.

Adicionalmente, el docente presenta una lista de pasos que le pueden ayudar en el proceso de toma de decisiones ante la crisis a la que nos enfrentamos:

  1. Desarrolle su lista de grupos de interés o stakeholders. Identifique a todo aquel que se ve afectado o tiene injerencia en la empresa, por ejemplo: socios, empleados, familia, Seguridad Social (IESS), rentas (SRI), proveedores, entre otros.
  2. Dentro de ellos, tome en cuenta a todos los acreedores y ordénelos por prioridad según dos escenarios: continuar o cerrar.
  3. Según su experiencia, trate de identificar los intereses de cada uno de los stakeholders. Cada empresario conoce a los suyos.
  4. ¿Su negocio es viable? De pronto esta situación genera una muy buena oportunidad para reducir los costos de un cierre o liquidación ordenada, porque mejora su posición para negociar con acreedores.
  5. Debe hacerse una pregunta clave: ¿Cómo van a cambiar los gustos y preferencias de mis clientes? En la medida de lo posible, ante una crisis económica, lo ideal es ampliar la oferta de la empresa: ofrecer la misma alternativa que antes al mismo precio y un sustituto temporal de menor valor. Si sus costos se mantienen, bajar los precios no es una buena idea, aun cuando su competencia proceda de esa manera.
  6. Considerar escenarios: continuar como antes, modificando la oferta de la empresa; continuar operando con un mayor endeudamiento; conseguir socios; fusionar la empresa; vender el negocio en marcha; emprender una nueva línea de negocio, o finalmente suspender la operación y vender los activos. Fije plazos y mínimos aceptables para cualquiera de las alternativas.
  7. Recupere y renueve su lista de contactos profesionales que le puedan facilitar el avance sobre cualquiera de los escenarios anteriores.

Una vez que tenga toda esta información, la recomendación final es desempolvar el viejo manual de negociación de Harvard y empezar el proceso de negociación con sus stakeholders previamente evaluados: decidir sobre sus mínimos aceptables antes de empezar a negociar; priorizar los intereses antes que las posiciones; ser duros con el problema, pero suave con las personas; pensar en soluciones de mutuo beneficio; no dejarse llevar por las emociones; no tomar decisiones bajo presiones de las otras partes; no perder la calma en ninguna circunstancia; y utilizar el poder para educar.

En estas circunstancias, el ánimo es la mitad de la batalla. Saber controlar las emociones y prever escenarios es la clave en tiempos de alta incertidumbre.

 

 

 

 

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Last modified on 2020-07-28

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