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Autor: Francisco Alarcón *

El Centro de Mediación Empresarial (CME) abrió sus puertas en febrero de este año. Es decir, que la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus llegó cuando el CME apenas nacía. Si bien esta coincidencia presentó importantes retos, también fue una oportunidad para de entrada poner a prueba la oferta de valor del CME: lograr acuerdos en disputas relacionadas al mundo de los negocios.

LA MEDIACIÓN, UN SALVAVIDAS EMPRESARIAL

En medio de la pandemia, el tipo de mediaciones más requeridas han sido las de carácter laboral. Muchas empresas y trabajadores decidieron acordar los términos del fin de su relación en el CME, dadas las ventajas y fuerza legal de los acuerdos logrados en mediación según nuestras leyes. Concretamente, en Ecuador el Acta de Mediación equivale a una sentencia ejecutoriada de última instancia (art. 47 Ley de Arbitraje y Mediación, LAM), lo que les da a las compañías la tranquilidad de que el caso no puede ser reabierto en un futuro. Por otro lado, el Acta de Mediación es también un Título de Ejecución (art. 363.3 Código Orgánico de Procesos, COGEP), lo que da al trabajador una alta seguridad de que le cumplirán los compromisos económicos adquiridos por el exempleador (sobre todo si hay pagos a posterior).

Durante el 2020 hemos tenido muchas mediaciones de este tipo, y en todas se ha llegado a acuerdos entre empresa y colaborador. Como ejemplos podemos citar tres tipos de casos muy distintos que manejamos: a) entre una agencia de publicidad y 17 de sus colaboradores; b) entre una multinacional muy importante y uno de sus altos ejecutivos; y c) entre una empresa concesionaria de un servicio público y 118 de sus empleados. Si bien es duro presenciar tanta desvinculación laboral, tenemos la seguridad de que sin mediación, esta inevitable consecuencia de la pandemia, sería más dura y costosa si se ventilara en los desbordados e impredecibles juzgados ecuatorianos.

También atendimos disputas por deudas. Si bien estos casos normalmente son entre un deudor y un acreedor, este año hemos manejado procesos más complejos. Por ejemplo, dimos exitoso final a un proceso entre un deudor y varios acreedores. Esta empresa deudora logró en el CME sendos acuerdos con cada uno de los tres acreedores que invitó a negociar. Podemos decir con orgullo que gracias a la mediación se consiguió la continuidad de una compañía, y todos los involucrados evitaron largos, costosos, dolorosos e impredecibles procesos legales. Es muy reconfortante además constatar que partes que estaban en conflicto terminaron salvando antiguas relaciones.

Las disputas bancarias también han sido atendidas y exitosamente resueltas en el CME durante el 2020. Pudimos ayudar a poner fin, por ejemplo, a una disputa que tenía más de 6 años entre un importante banco y uno de sus clientes corporativos. La entidad bancaria le reclamaba al cliente el pago de deudas, mientras que este a su vez le pedía al banco el reconocimiento de daños (por un evento que no podemos revelar). Afortunadamente, este antiguo conflicto pudo ser resuelto en un día de mediación, en el que se llegó a un acuerdo definitivo entre las partes. Y continuaron su relación de manera amigable y normal.

Finalmente, en el transcurso de este año también hemos mediado disputas entre socios de una misma empresa. Estos problemas a veces son entre miembros de una misma familia, lo que puede aumentar la carga emocional de los conflictos. En uno de los casos, las partes pudieron llegar a un acuerdo, poniendo fin a un problema que amenazaba con afectar seriamente al negocio. En contraste, hubo otro caso en el que lamentablemente – y luego de varias sesiones – las partes no llegaron a un entendimiento.  No obstante, la mediación tuvo un efecto positivo en la relación entre los socios, quienes implementaron algunas de las cosas que discutieron durante el proceso. La lección es que el tiempo invertido dialogando no es una pérdida de tiempo, aun si no se llega a una resolución total.

UNA PRÁCTICA MÁS COMPRENDIDA Y MEJOR VALORADA

Sentimos que la mediación es cada vez mejor comprendida y consecuentemente más valorada por quienes hacen negocios. Por lo tanto, tenemos mucho optimismo con respecto al año que viene.

Es probable que baje la frecuencia de mediaciones laborales, pero la necesidad de llegar a acuerdos que reflejen la realidad post-pandemia estará latente. Creemos que en este contexto las empresas podrían aprovechar las ventajas de la mediación de dos maneras:

  1. Usando la mediación como el espacio ideal para llegar a acuerdos que aseguren la supervivencia de las dos partes en disputa, y manteniendo las buenas relaciones – indispensables en los negocios; y,
  2. Empleando la mediación para formalizar y asegurar el cumplimiento de acuerdos a los que hayan llegado entre ellas (sin ayuda de un mediador, necesariamente). No olvidemos lo expresado anteriormente, sobre la muy alta fuerza legal del Acta de Mediación en el Ecuador.
(*) Director del Centro de Mediación Empresarial, CME.

 

 

 

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Last modified on 2020-12-06

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