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Autor: Consultora Multiplica *

Consultora Multiplica estima que el PIB del Ecuador caerá un -7% en 2020, constituyendo la peor recesión en la historia económica del país, agravando los desequilibrios fiscales y externos, y profundizando el desempleo, la pobreza y la desigualdad. El Gobierno ha echado a andar una estrategia para enfrentar la emergencia. Para salir de este laberinto, es fundamental avanzar en los diferentes frentes: recursos aprobados por la Asamblea con solidaridad de empresas y personas que trabajan en el sector privado; recortes de gastos y remuneraciones en el sector público, financiamiento externo y restructuración de deuda. Aquí le presentamos un análisis a profundidad de la situación económica y financiera nacional.

Una tormenta perfecta

La caída de ingresos de $ -7.000 millones en el Presupuesto del Estado, originada en el colapso de ingresos petroleros y tributarios, se junta con la necesidad de cubrir gastos extraordinarios de casi $ 1.500 millones para manejar la emergencia sanitaria y proteger a la población y a las empresas más vulnerables.

El desplome de las exportaciones dejaría una balanza comercial deficitaria de -2% del PIB y un déficit en la cuenta corriente de -3,7% del PIB. Dado el menor acceso a capitales externos, se anticipa una reducción de las reservas externas y la liquidez, lo cual restringiría el desempeño económico en un entorno en el que la paralización por la cuarentena ha alcanzado al 80% de las empresas.

¿Cómo están los números?

Ante este escenario, el Gobierno ha presentado a la Asamblea un proyecto de Ley de Asistencia Humanitaria que busca levantar $ 1.400 millones de empresas y empleados. A esto se suma una reducción significativa de más $ 1.800 millones en el gasto público y un recorte de casi $ 100 millones en las remuneraciones de empleados públicos.

Este esfuerzo fiscal permitiría sufragar parcialmente los gastos extraordinarios derivados de la emergencia, pero dejaría un déficit fiscal de 8,7% del PIB y necesidades brutas de financiamiento de más de $ 17.000 millones que el Gobierno buscaría financiar en $ 5.000 millones con organismos multilaterales y bilateral (principalmente China) y con la reestructuración de los bonos externos, que daría un alivio de $1.350 millones en intereses.

Aún en el escenario optimista de que la Asamblea apruebe las leyes de emergencia, se consiga todo el financiamiento multilateral y bilateral anunciado y se concrete la reestructuración de los bonos externos, quedaría todavía una enorme brecha de financiamiento de alrededor de $ 3.800 millones por identificar.

Dadas las restricciones de financiamiento externo y fiscal, el escenario más probable es que el Gobierno ajuste su nivel de gastos a los recursos disponibles, comenzando con una reducción aún mayor de los gastos de capital y compra de bienes y servicios. Es probable que incurra en atrasos con proveedores y otras obligaciones, y limite su capacidad a atender la crisis sanitaria, la seguridad alimentaria de la población, la distribución de bonos y el apoyo a las empresas.

Lo que perdure como brecha de financiamiento tendrá que ser ajustado en el programa económico, de tal manera que cierre y sea consistente. Es probable que deba ajustar más sus gastos con el efecto adverso de profundizar la recesión y limitar la atención de la emergencia.

Salir de la dolarización no es una opción

El sistema monetario actual no solo que se fundamenta en la Constitución y Leyes de la República, sino que constituye un blindaje efectivo de la economía ecuatoriana, aun en una situación de crisis fiscal e iliquidez. Si bien la recesión puede exacerbarse al no disponer de moneda y política monetaria propia, no existe una manera ordenada de salir de este esquema y hacerlo no es una opción mágica para crear recursos, para enfrentar la crisis sanitaria y económica.

LA RECESIÓN MÁS SEVERA DE LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS

Los países de América Latina experimentan la propagación de la pandemia desde una posición más débil que la del resto del mundo. Ya con anterioridad se tenía previsto que la región crecería un máximo de 1,3% en 2020. Sin embargo, los efectos de la crisis sanitaria en el mundo han llevado a cambiar esa previsión y pronosticar una caída del PIB de al menos un -5,2% anual, según el FMI. Esta sería la peor recesión desde los años 50, cuando se crearon las cuentas nacionales en los países, y se enfilan a una caída de un 5,2% anual en conjunto.

Gráfico 1
Decrecimiento de entre -5% a -9% del PIB en 2020

A los urgentes gastos para elevar la respuesta sanitaria, se suma el complejo entorno internacional de recesión de los motores de la economía mundial: EEUU, Japón, la zona Euro, Reino Unido y la histórica desaceleración de China.

Ecuador tendrá una caída de entre -5% a -9%, según los cálculos de Multiplica, por los efectos de la pandemia descritos en los distintos sectores productivos. Las estimaciones de varios organismos apuntan a la recesión en 2020, con diferentes rangos, como se observa en el Gráfico 2, y muestran una caída histórica en el PIB de Ecuador. El país ya entró a la pandemia con una situación de crisis económica galopante, con un déficit fiscal de -3,2% del PIB y un déficit de la balanza de pagos en ciernes, por la dependencia del financiamiento externo. El acceso a fondos del mercado privado se secó, y quedó solamente la posibilidad de crédito multilateral. 

Gráfico 2
Ecuador en recesión en 2020 según distintas fuentes (% tasa anual)

A todo esto hay que sumarle el pesado calendario de pagos de intereses y principal de la deuda externa pública contratada en bonos Global soberanos desde 2014, que hoy bordea los $ 18.500 millones.

SIN ESPACIO FISCAL NI RESERVAS, REPERFILAR LA DEUDA SE VUELVE FORZOSO

Ecuador es el segundo país más golpeado de América Latina después de Brasil, medido por el número de casos y de fallecimientos por sus cifras oficiales, que son un mero referente, debido al bajo nivel de testeo.

Inició esta crisis sanitaria con un grave déficit fiscal en proceso de estabilización, a través de un Programa con el FMI, y un sector externo golpeado por los costos relativos elevados en comparación con el resto del mundo.  

No tiene espacio fiscal y este año con la caída de ingresos y los gastos para enfrentar la crisis sanitaria y económica, su déficit global subiría de -3,2% del PIB esperado inicialmente a -8,5% del PIB, un récord histórico. (Cuadro 1). 

Cuadro 1
Déficit fiscal de -8,7% del PIB en presencia de Covid-19 ($ millones)

No tiene ahorros del sector público ni amortiguamiento para contingencias; por el contrario, los ahorros de la seguridad social están colocados en bonos del Estado en un 70% de las inversiones de esta entidad. El gobierno anterior utilizó en 2008 los fondos de ahorro creados en el presupuesto estatal y destruyó su concepto. 

No tiene reservas internacionales. Su nivel de reservas internacionales llegó a $ 1.990 millones al 30 de marzo, lo que equivale a 1,4 meses de importaciones. La última cifra de reservas internacionales es de $ 2.879,6 millones al 17 de abril.

No tiene moneda propia y no puede expandir el crédito si no recibe dólares provenientes del resto del mundo, en forma de crédito, capitales repatriados por agentes domésticos o atracción de la inversión extranjera directa. Además, el dólar se fortalece y las monedas regionales de países vecinos se han depreciado un 24% en lo que va del año. No es una opción entrar en la aventura del dinero electrónico o de certificados de liquidez, que serían atentatorios a la solidez de la dolarización.

No tiene acceso al mercado financiero internacional para obtener crédito por el elevado riesgo país y calificaciones cercanas al default.

La deuda interna y externa por pagar en este año asciende a $ 3.389 millones en intereses y a $ 4.311 millones en amortizaciones, en medio de una fuerte caída de ingresos, lo cual se vuelve imposible de cumplir y necesariamente convoca a una reprogramación de la deuda, proceso que ha iniciado. 

Por esa razón, el Gobierno puso en marcha un Plan Estratégico Integral de Gestión de la Deuda Externa del país al presentar el 8 de abril una Solicitud de Consentimiento a los tenedores de bonos, con el fin de diferir el pago de intereses de bonos, que vencían el 15 de agosto de 2020. Este ha sido el primer paso para iniciar un proceso ordenado de mejoramiento del perfil de la deuda externa en bonos soberanos. El proceso no puede quedar ahí y debería comprender la deuda con China y con otros acreedores, pero debido a que el gigante asiático es un enorme acreedor, debe estar en el centro de cualquier estrategia, y esto todavía no se ve con claridad en los planes del Gobierno, hasta donde se conocen.

El 17 de abril esta solicitud fue aceptada por el 91% de los tenedores de los bonos que vencen en 2022, 2023, 2025, 2026, 2027, 2028, 2029 y 2030, que suman un monto agregado de alrededor de $ 17.000 millones; y 82% de los bonos 2024, que suman $ 2.000 millones, siguiendo la ruta marcada por los prospectos y los compromisos legales adoptados por el país.

Esta aceptación le ha permitido al Gobierno no pagar $ 811 millones por intereses entre marzo y agosto de este año. Esta acción le libera recursos al Gobierno para hacer frente a la pandemia. El diálogo continuará para mejorar el perfil de la deuda externa y aliviar la presión de la caja fiscal. 

Otras fechas importantes en la estrategia de reperfilamiento de la deuda son:

Mayo – Junio: consulta con inversionistas.

Junio – Julio: programa de sostenibilidad de la deuda.

DÉFICIT SE PROFUNDIZA

El presupuesto inicial fue aprobado con un déficit global de $ -3.385 millones (-3,2% del PIB), originado en ingresos totales por $ 22.516 millones y gastos totales por $ 25.900 millones (Cuadro 1). En la comparecencia ante la Asamblea, el ministro Richard Martínez señaló que —ante la caída de ingresos y los mayores gastos en las etapas de mitigación de la pandemia, recuperación y reactivación de la economía— el déficit fiscal se elevaría a $ -8.652 millones.  El gran desafío es hallar el financiamiento interno y externo para viabilizar el Programa, y en ese sentido es ambicioso a juzgar por las cifras oficiales.

INGRESOS COLAPSAN, SE CREAN NUEVOS

Los ingresos petroleros estaban compuestos por $ 3.192 millones, con un precio promedio del barril de crudo de la mezcla Ecuador de $ 51,32. Martínez en la AN señaló que estimaban una caída de ingresos petroleros en el presupuesto de 2020 por un monto de $ 2.500 millones. El ministro de Energía, René Ortiz, considera que el precio promedio para este año estará en torno a los  $ 25 pb para la mezcla Ecuador, a pesar de la volatilidad del WTI.

Para el país es un inicio anticipado del fin de la era petrolera por la caída de ingresos originada en el colapso de la demanda ante elevados niveles de reservas e inventarios en el mundo, y en abril particularmente, en EEUU. Aunque el 20 de abril se haya llegado a precios negativos de los futuros petroleros del crudo marcador WTI, este podrá reflotar pero a niveles de entre $ 10 pb y $ 25 pb en este año 2020, y en mucho tiempo no llegará a $ 50 pb.

Los ingresos tributarios estaban presupuestados en un monto de $ 14.323 millones. La estimación inicial del ministro Martínez es que por la crisis sanitaria y económica originada en el Covid-19 caerán los ingresos en $ -1.862 millones. Un nuevo factor se suma y es que la caída de ingresos petroleros va a reducir la actividad económica y la liquidez, por lo que la contracción de ingresos tributarios podría ser aún mayor, considerando que el 80% del aparato productivo está afectado con la paralización. En medio de la volatilidad de la economía, se estima que los ingresos por impuestos llegarían a  $ 12.480 millones; pero realmente podría ser menos.

Los ingresos por concesiones, que se tenían previsto realizar en 2020 por $ 2.000 millones, van a cero, al menos en este año. Los proyectos en carpeta: Sopladora, Banco del Pacífico, campo Sacha, CNT, que estaban en la mira para posibles alianzas público-privadas, están fuera de cualquier posibilidad de negociación en este ambiente. Además, las transferencias que se esperaban de la actividad de las empresas públicas no se van a generar. En conjunto estos ingresos caen en $ -2.600 millones.

Los nuevos ingresos que el Gobierno propone crear por ley, en solidaridad con la pandemia, se contabilizan así:

  • $ 516,9 millones provenientes del pago del 5% de las utilidades de 2019 de 1.474 empresas, que equivalen a un nuevo impuesto.
  • $ 901,12 millones originados en el pago de una contribución solidaria a las personas naturales, empleados privados en rol de pagos o  a personas fuera de rol de pagos, en función de sus ingresos de 2019, a quienes se les aplicará una tabla de aportes. Se trataría del aporte de 1’300.000 ciudadanos ecuatorianos.
  • $ 81 millones por el recorte de 10% al salario de empleados públicos que ganan más de $ 1.000, exceptuando al 80% del rol de pagos del sector público: empleados de Salud, Educación, Defensa y Seguridad de la Función Ejecutiva. A esto se suman los aportes de los empleados públicos que ganan más de $ 700, y en función de los ingresos del año 2020. Los GAD pueden hacer la contribución si la Asamblea Nacional así lo decide. Sobre las demás funciones del Estado y las empresas públicas, también decide la AN, aunque eso no se está contabilizando en el Cuadro 1.

GASTOS: CORTAN SALARIOS, SUBEN SALUD Y BONO

La masa salarial será recortada en $ 81 millones, que es lo que corresponde a la baja salarial de 10% a los funcionarios del sector público que ganan más de $ 1.000 y por 9 meses, en la Función Ejecutiva. Debido a que están exentos del pago los sectores salud, educación, defensa y seguridad, el cobro se realiza solamente a 20% de la nómica de la Función Ejecutiva.

Los intereses externos se recortan en $ 811 millones, toda vez que la iniciativa de diferimiento con los tenedores de bonos dio resultado. También en intereses de los bonos de deuda interna podría haber diferimiento y renovación de los instrumentos de crédito. El MEF reporta un recorte de gasto corriente en intereses por $ 1.350 millones, pero más allá de los intereses de los bonos no detalla el desglose de esta cifra.

Las transferencias corrientes, que implican pagos a los GAD, van a reducirse en función de la caída de ingresos. Por ley reciben 21% de los ingresos permanentes (tributarios) y el 10% de los ingresos petroleros.

La falta de recursos castigará aún más al gasto de capital que ya venía bajando, pero será la variable de ajuste de esta crisis y podría absorber buena parte de su dureza. La falta de recursos que contraerá el gasto de capital contribuirá a la recesión que se está gestando. Los fondos de ahorro —que hoy no hemos formados— se utilizan para hacer política contracíclica, que en este caso no se dará.

Se crea la cuenta “Salud, protección y Empleo Covid” para enfrentar la pandemia solidariamente, por un monto de $ 1.466 millones. Estará conformada por los recursos levantados a nivel nacional e internacional y las donaciones recibidas se canalizarán a través de un Fondo Solidario, cuya vigilancia se está definiendo en la AN. Entrega de alimentos, aumento del bono solidario para entrega a familias más vulnerables, seguro de desempleo temporal y limitado, apoyo a pymes, dotación de equipo médico, serán la tónica del uso de los recursos.

DÉFICIT HISTÓRICO DE -8,7% DEL PIB Y REQUERIMIENTOS DE FINANCIAMIENTO DE $ 17.000 MILLONES

El ajuste total en gasto corriente se dio por $ 1.350 millones en intereses y por $ 1.836 millones en otros gastos. Sobre el recorte en gasto de capital, el MEF prefirió no dar una cifra. Pese al ajuste, el escenario fiscal presenta un resultado global deficitario que alcanza $ - 8.652 millones, equivalentes a -8,7% del PIB, indicador que se presenta como uno de los más elevados en el período de dolarización.

Los requerimientos de financiamiento, según el Ministerio de Economía y Finanzas, se elevaban a la gruesa suma de $ 12.518 millones en el presupuesto inicial de 2020, según lo mencionó en la AN el 15 de abril. Sin embargo, en la presentación de la Proforma de 2020, el requerimiento de financiamiento era de $ 8.952 millones. 

El incremento del déficit plantea una planificación activa de financiamiento adicional externo e interno para evitar una brecha de recursos. Por el lado externo, a través de un mayor acceso a líneas de crédito de multilaterales y bilaterales; mientras que el interno se centra en la emisión de Certificados de Tesorería y bonos internos.

Con el nuevo déficit fiscal, incluyendo las acciones propuestas por el Programa Económico, el requerimiento de financiamiento trepa a $ 17.165 millones, ¡una cifra astronómica! Un redimensionamiento de cifras se hace necesario, pues en este escenario oficial, el mismo Ministerio de Economía anuncia una brecha de financiamiento de $ 3.794 millones, lo que muestra que ante un escenario tan volátil la incertidumbre deja vacíos que se tienen que ir cerrando para dar viabilidad al Programa Económico Urgente.

Este escenario sería viable con atrasos significativos. Por esta razón señalamos que hay incertidumbre y vacíos y se requiere un redimensionamiento integral una vez que haya resultados de crédito externo y de las leyes que tramita la AN. Sin duda, el 2020 será un año de administrar la escasez fiscal y de avances graduales en el reto de aprovisionar el sector salud a nivel nacional, así como para financiar la reactivación económica.

En el financiamiento que se negocia con China se busca:

  1. El diferimiento de un monto de amortizaciones por $ 232 millones.
  2. El redireccionamiento de recursos previamente asignados a proyectos.
  3. Un monto importante de recursos de libre disponibilidad.

El Gobierno tiene la expectativa de acceder a un monto con China de entre $ 1.400 y $ 2.000 millones. Pero las preguntas son: ¿y la reestructuración de deuda con este acreedor?, ¿la información sobre los contratos petroleros y preventas?

El financiamiento que se negocia con multilaterales consiste en lo que estaba previamente negociado en el presupuesto inicial, más créditos por emergencia del COVID-19, que no tienen condicionalidad. Buscan el fortalecimiento del sistema de salud, provisión de medicamentos e insumos de protección y recursos de libre disponibilidad (Cuadro 2).

Cuadro 2
Requerimientos de financiamiento y fuentes de fondos

Tanto créditos multilaterales como bilaterales totalizarían desembolsos hasta por $ 5.300 millones en 2020, $ 630 millones más que el presupuesto inicial. No se puede esperar un aumento dinámico del crédito multilateral pues no es realista, peor en este año en el cual todos los países miembros están demandando fondos por la pandemia.

SECTOR EXTERNO POCO COMPETITIVO

Exportaciones: cifras detalladas sobre la afectación en las exportaciones por la contracción de la demanda global aún no han sido difundidas. Algunas exportaciones que no fueron recibidas en China por la cuarentena en febrero y marzo (banano, camarón, productos de mar) lograron ser redirigidas a Vietnam y Estados Unidos; otras se perdieron, como el banano exportado a Irán en marzo, por la cuarentena en ese país. En las cifras oficiales del programa presentado se asume una caída global en 2020 de 26%, que está en el rango mundial de descenso marcado por la OMC.

Las importaciones ya venían cayendo en todos los segmentos (materia prima, bienes de consumo y bienes de capital) desde finales del año anterior, afectadas por la recesión. En enero-febrero, la caída anual de las importaciones totales fue de -7,5%. Las cifras oficiales estiman en el programa una caída de -13% en 2020 respecto de 2019 como consecuencia de la paralización del 80% del aparato productivo como efecto de la pandemia y sus restricciones. 

La balanza comercial va a caer severamente, un déficit superior a -2% del PIB en 2020, cuando el año anterior cerró en un saldo positivo de 0,8%.

El derrumbe de los precios del petróleo causa un efecto de magnitud en las exportaciones petroleras nunca antes visto (-57% en valor). La caída del precio podría afectar en alguna medida también los volúmenes de producción y exportación que estaban previstos en 194,8 y 134,8 millones de barriles, respectivamente.

La baja de las exportaciones no petroleras también será significativa, según las cifras oficiales llegará a -5,5%. Sin duda habrá afectación de precios y volúmenes de exportación por menor demanda. En el grupo de exportaciones no petroleras, la exportación florícola está devastada y varios de sus productores tratando de reconvertir su producción a brócoli y vegetales, que tendrían demanda a nivel mundial.

La balanza de servicios que ha tenido un fuerte ingreso originado en el turismo, se contraerá drásticamente.  El año anterior se estimaban los ingresos por turismo en alrededor de $ 2.500 millones. En 2020 únicamente se trabajó enero y febrero y no se espera reactivación el resto del año.

El turismo de los ecuatorianos en el exterior —que se contabiliza como servicios recibidos— también estará afectado severamente, por lo que el peso de la balanza de servicios disminuirá en el saldo de cuenta corriente (Cuadro 3).

Cuadro 3
Déficit de balanza comercial y de cuenta corriente

A esto se agrega el problema de la apreciación del dólar frente a las monedas regionales y frente al euro. Si en enero de 2019 se calculaba un tipo de cambio real sobrevalorado en 30% (base 2010=100), con la depreciación del euro, del peso colombiano y otras monedas regionales, sumado a la inflación doméstica tendiente a cero, esa sobrevaloración habrá subido a 34%.

Ecuador es, al menos, 30% más caro que el vecino de Colombia en varios bienes y servicios. En algunos productos el precio unitario triplica al precio en el país vecino. El salario básico en Colombia está en $ 220 tras el proceso de depreciación de la moneda, mientras que el de Ecuador está en $ 400, teóricamente, pues hay 14 salarios al año y el aporte de afiliación a la seguridad social. 

Con el elevado nivel de precios relativos de Ecuador, las empresas  están perdiendo sus mercados en productos en los que compite con Colombia. Aunque la Cámara de Industrias y Producción  CIP  solicitó en marzo la aplicación de la salvaguardia cambiaria, el Ministerio de Producción se ha negado a tramitarla en la CAN y en la OMC, respondiendo a la CIP el 2 de abril, que se trata de una medida que genera distorsiones.

La balanza de renta es estructuralmente negativa, y los pagos que se hicieron fueron mayores a los recibidos.

En transferencias corrientes destacan las remesas de emigrantes, que se cree podrían caer en -9%, a $ 2.900 millones, por la afectación del empleo y las ventas a nivel mundial.

La cuenta de capital y financiera muestra que se espera que los desembolsos externos fluyan al país en mayor medida que las salidas por pagos de intereses y amortizaciones.

A pesar de ese flujo positivo de la cuenta de capital, la balanza de pagos global va a ser negativa.  Hay que trabajar para la recuperación y el fomento de las exportaciones y del influjo de capital al país. 

* MULTIPLICA es una compañía de consultoría e investigación, fundada en enero de 1994. Su objetivo central es llevar adelante investigación aplicada en las áreas empresariales, macroeconómicas, finanzas y desarrollo.

 

 

 

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Last modified on 2020-04-26

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