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La mayoría de la población ecuatoriana reside en las urbes, pocas son las provincias que concentran más población en zonas rurales dedicadas a la agricultura, pues las familias tienen pocos incentivos económicos para permanecer en ellas. A pesar de esta situación, el sector agrícola y la producción de alimentos son relevantes en la economía nacional. En 2017 se produjeron alrededor de $ 14.000 millones como efecto de la generación de Valor Agregado Bruto (VAB) en 17 sectores que se dedican al cultivo y procesamiento de distintos víveres. Sin embargo, la pobreza llega casi al 60% en las zonas rurales del país, lo que demuestra que no existe una relación entre su aporte y la mejora de sus condiciones de vida.

LA POBLACIÓN SE CONCENTRA EN TRES PROVINCIAS

Guayas, Pichincha y Manabí son las provincias que concentran más población. En estas tres localidades habitan más de 50% de las familias. Pero si bien la población se concentra en estas provincias, la urbana es mayoritaria frente a la rural.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) realiza censos cada 10 años. El último fue en 2010 y el siguiente está previsto para 2020. Con base en estos datos, se realizan proyecciones para tener una noción de cómo será el crecimiento demográfico en las 24 provincias; las estimaciones del INEC son sumamente acertadas y aterrizadas.

De acuerdo con las proyecciones de 2018, la población ecuatoriana asciende a 17’023.408 personas, siendo el octavo país en la región de América Latina y el Caribe con mayor densidad poblacional, con 67 personas por cada km2. Las provincias más pobladas son Guayas (4,2 millones), Pichincha (3,1 millones) y Manabí (1,5 millones) con 52,4% del total. Las restantes 21 provincias capturan en promedio 2,2% de la población, con una media de 368.287 habitantes, 11 veces menos que Guayas, ocho menos que Pichincha y cuatro en comparación a Manabí (Gráfico 1).

Grafico 1

Población 2018

La concentración en Guayas, Pichincha y Manabí se debe además a que en ellas están las ciudades más representativas del Ecuador, pues Guayaquil y Quito son las urbes con mayor densidad poblacional en todo el territorio ecuatoriano. Estas ciudades concentran las actividades productivas, comerciales y políticas; es así que las más importantes firmas, empresas e instituciones públicas se ubican en las principales avenidas quiteñas y guayaquileñas, dando plazas de trabajo a miles de familias, que prefieren residir en sectores urbanos.

De los 17 millones de habitantes proyectados para 2018, 63,8% está en zonas urbanas y el restante 36,2% en las ruralidades; los individuos que residen en ciudades superan en casi 1,8 veces a quienes deciden vivir en el campo. La relación es acorde a la tendencia mundial; Naciones Unidas plantea que actualmente 54% de la población mundial reside en zonas urbanas y que para 2050 aumentara hasta 66%, registrando los mayores cambios en países como India, China y Nigeria. Dicho crecimiento de la población citadina se alienta por dos principales factores: la preferencia de las familias de habitar en zonas urbanas frente a rurales, y el crecimiento de la población durante los próximos 30 años.

Considerando las proyecciones a 2018, Guayas tiene una mayor población habitando en zonas urbanas (84,7%) frente a lo rural (15,3%), seguida de El Oro y Santo Domingo de los Tsáchilas, en las cuales sus habitantes se concentran en las ciudades en más de 75%.

Por el otro lado, Bolívar, Cotopaxi y Morona Santiago son las provincias que mantienen un mayor número de habitantes residiendo en zonas campesinas, superando en promedio 67% de la distribución (Gráfico 2).

En 14 de las 24 provincias, la mayoría de familias habita las zonas consideradas como urbanas, mientras que menos personas deciden vivir y desarrollar sus actividades diarias en el campo; esto es alarmante porque evidencia la pérdida de importancia del sector campesino y agrícola, ya que la migración y la falta de desarrollo de estas zonas generan debilitamiento y envejecimiento de la mano de obra, sobre todo en el esquema de la Agricultura Familiar y Campesina (AFC) que, de acuerdo al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), produce más de 60% de los alimentos totales consumidos a nivel nacional.

Grafico 2

Población urbana y rural

 

LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS GENERA 14% DEL VALOR AGREGADO BRUTO

Pese a la poca habitabilidad en áreas rurales, las 17 ramas de actividad vinculadas a la producción y elaboración de alimentos generan 14% del Valor Agregado Bruto nacional. Esto se debe en gran parte a la cantidad de trabajos inmersos en los cultivos de banano, cacao y en el procesamiento de productos insignia como el atún y el camarón. Sin embargo, las actividades más importantes están en la construcción, el comercio y las profesiones técnico-administrativas, labores que se desarrollan netamente en zonas urbanas, más no en áreas periféricas.

De acuerdo con la metodología del Banco Central del Ecuador (BCE), el Valor Agregado Bruto (VAB) es la diferencia entre la producción total (PT) y el consumo intermedio (CI). Dentro de la estructura de Cuentas Provinciales, presentadas por la misma institución, se puede diferenciar el VAB generado por las distintas 47 ramas de actividades que conforman la economía ecuatoriana. Para 2017, el VAB nacional ascendió hasta los $ 97.082 millones, las ramas que mayor valor agregado generaron fueron: construcción (12%), comercio (10%) y las actividades profesionales, técnicas y administrativas (7%), mientras que las actividades menos importantes fueron la fabricación de muebles, la elaboración de chocolate y productos de confitería y la producción de azúcar (con menos de 0,5%) (Tabla 1).

Tabla 1

VAB por rama de actividad

Siguiendo la tendencia nacional, las regiones Costa y Sierra generan mayor VAB gracias a la construcción, que en 2017 se vio dinamizada y generó $ 5.784 millones en el litoral y $ 5.943 millones en la zona montañosa. A orillas del Pacífico el comercio tiene una importante incidencia con alrededor de $ 5.521 millones, mientras que sobre la Cordillera de los Andes la administración pública generó más de $ 5.071 millones. La situación es diferente en la Amazonía, donde la extracción de petróleo, gas natural y actividades relacionadas alcanzaron un VAB de $ 4.461 millones, superando ampliamente a la construcción que tan solo formó $ 339 millones (Tabla 2).

Tabla 2

Principales ramas de actividad por región

Pichincha, Guayas y Manabí mantuvieron el VAB más alto en 2017, pues mantienen un peso relativo sobre el total de 27%, 26% y 6%, respectivamente. Las actividades más importantes para Pichincha se consolidan sobre todo en la administración pública, actividades administrativas y de la construcción. Para Guayas, los sectores más importantes se relacionan con el comercio, la construcción y actividades técnicas y administrativas. Manabí se caracteriza por generar valor agregado a partir de la construcción, el comercio y el procesamiento y conservación de pescado y otros productos acuáticos. 

Ahora bien, la estructura del VAB dentro de sus 47 ramas de actividades distingue 16 para temas relacionados con la producción de alimentos, como el cultivo de ciertos bienes agrícolas, la elaboración de procesados, cría de animales, acuicultura, pesca y productos de confitería. El VAB generado para 2017 por estas 16 industrias alimenticias generó más de $ 14.000 millones, siendo la producción de otros cultivos la rama que más aportó (18%), seguida de productos tradicionales exportables como banano, café y cacao (17%) y la elaboración de productos de la molinería, panadería y fideos (8%).

En la mayoría de las categorías, la Costa es la región que genera mayor VAB derivado de las industrias alimenticias, pues gran parte de las haciendas y de las industrias se ubican en las provincias costeras, debido a las facilidades para cultivar y producir alimentos derivados que incorporan valor añadido, como es el caso de la elaboración de aceites oleaginosos y el procesamiento y conservación de carne, camarón y pescado (Gráfico 3).

Grafico 3

VAB de industrias alimenticias

La producción de alimentos, entonces, tiene una incidencia de 14% sobre el VAB total que se generó en 2017. Cabe recalcar que es una cifra importante, porque las exportaciones tradicionales como banano, cacao, camarón y atún aportan significativamente a la balanza comercial, sosteniendo las importaciones de productos manufacturados.

 

LA COSTA AGLUTINA MÁS PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

A pesar de que Guayas es la provincia con mayores asentamientos urbanos, es también la que dedica más territorio a las actividades relacionadas con el agro, pues alrededor de 477.712 hectáreas son abarcadas por cultivos permanentes y transitorios. Por el otro lado, la provincia de Los Ríos es la segunda más importante en términos de extensiones ocupadas con sembríos; pues 438.322 hectáreas son ocupadas. Finalmente, la producción agrícola se dificulta en la Sierra por características propias del territorio, además, la mayoría de productos exportables son sembrados y cosechados en la Costa, por su clima y geografía.

Anualmente, el INEC realiza la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua (Espac) en las 24 provincias del Ecuador, con el objetivo de conocer cuáles son los principales cultivos y su producción respectiva para facilitar la toma de decisiones de política pública y brindar asistencia a los sectores campesinos que más la necesitan. De acuerdo con las cifras, en 2018 se contabilizaron 1,3 millones de hectáreas ocupadas con cultivos permanentes y 799.494 con cultivos transitorios y de barbecho. La Costa es la región más importante en términos agrícolas, pues captura 72% de los cultivos permanentes y 66% de los transitorios, seguida de la Sierra, con 18% de sembríos perennes y 30% en los de barbecho (Gráfico 4).

Grafico 4

Distribución de cultivos por región

Guayas, Los Ríos y Esmeraldas son las provincias donde hay más cultivos ciclo perenne, pues entre las tres antes mencionadas capturan 52,38% del total. Los cultivos de este ciclo se consolidan básicamente en sembríos de banano, cacao y palma africana.

En cuanto a los cultivos de ciclo corto, las provincias más importantes son Guayas, Los Ríos y Manabí, con 37,15%; entre los productos más populares se encuentra el arroz y el maíz duro (Gráfico 4). La Sierra, como se observa, dedica menos extensiones de territorio para las actividades agrícolas por la dificultad que representa trabajar en zonas montañosas, en muchas de las parcelas es poco recomendado el uso de maquinaria por los grados de inclinación de las pendientes. Sin embargo, las provincias andinas producen muchos de los alimentos que constan en la canasta básica familiar, como la papa, maíz suave, arveja, brócoli, fréjol, entre otras hortalizas. 

Grafico 5

Distribución de cultivos por provincia 

 

LA POBREZA GOLPEA EN LAS ZONAS RURALES

Pero no todo es color de rosa, pues a pesar del aporte que da el campo a la economía nacional, su realidad no ha cambiado mucho en los últimos años. La pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) es una medida utilizada para cuantificar la situación de las familias de una manera multidimensional en cinco dimensiones: capacidad económica, acceso a la educación básica, acceso a vivienda, acceso a servicios básicos y hacinamiento. En este sentido, para diciembre de 2018, la pobreza por NBI a nivel nacional ascendió hasta 33,5%, a nivel urbano a 21,4% y rural 59,5%.

Es evidente que la pobreza rural es mayor frente a la zona urbana con deficiencias en las cinco dimensiones, pues la escolaridad del jefe del hogar suele ser baja, además de que los niños no asisten a clases y la vivienda no suele tener óptimas condiciones, tampoco cuentan con servicios básicos. Esto muestra una contradicción, pues a pesar de que la productividad del sector agrícola-rural es mucha, las condiciones de pobreza prevalecen.

Grafico 6

Pobreza por NBI

 

Por: Eduardo Cobos, redacción Revista GESTIÓN.

 

 

 

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Last modified on 2019-07-14

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