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Autor: Revista Gestión *

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las mujeres tienen una baja participación en el mercado de trabajo y enfrentan brechas laborales de género. A su vez, este grupo poblacional registra una menor calidad en los indicadores de empleo debido a los roles de género, tareas de cuidado, segregación ocupacional y educativa, bajos retornos de las habilidades laborales y escasa representación en cargos directivos. Bajo este contexto, es importante que se generen políticas de cuidado infantil, diversificación de la fuerza laboral y mejoras en la educación.

¿CÓMO ES EL MERCADO LABORAL PARA LAS MUJERES EN EL ECUADOR?

Durante enero del 2023, la tasa de participación global femenina alcanzó el 53,9% y registró un aumento mensual de 2,1 puntos porcentuales. Sin embargo, los niveles de inserción laboral de las mujeres se encuentran por debajo del nivel nacional, suelen mantenerse cerca del 55%, y no presentan grandes variaciones anuales o mensuales. Al contrario, la participación masculina se ubica alrededor del 77% y supera los índices de inserción del país. Por lo tanto, existen menos mujeres buscando trabajo en comparación con los hombres (Gráfico 1).

Gráfico 1

Tasa de participación global por sexo a enero 2023

Los bajos niveles de participación laboral de las mujeres se relacionan con los roles de género y las tareas de cuidado tradicionalmente realizadas por el sexo femenino. En efecto, las mujeres dedican más del doble de horas que los hombres a responsabilidades domésticas y de cuidado no remuneradas. Incluso, en hogares con niños menores a 5 años se reduce la tasa de inserción femenina, puesto que la brecha de trabajo no remunerado aumenta a 33 horas semanales entre hombres y mujeres.

Como lo explica el informe del BID titulado, ¿Cómo es el mercado laboral para las mujeres en América Latina y el Caribe?, una vez que las mujeres ingresan al mercado laboral, cuentan con empleos con menores salarios y jornadas reducidas en comparación con los hombres. Esto se debe a que las mujeres están dispuestas a obtener un menor ingreso a cambio de empleos con menos horas o flexibilidad en los horarios de trabajo, ya que son las principales proveedoras de cuidado del hogar. 

Por tales razones, el sexo femenino registra tasas más altas de empleo no pleno, donde reciben ingresos menores al salario básico y trabajan voluntariamente menos horas (Gráfico 2). Sin embargo, la demanda de dichos empleos es un bien de lujo, debido a que solo pueden acceder las mujeres con mayores ingresos familiares y mayor nivel educativo.

Para las mujeres que pertenecen a hogares con bajos ingresos, la decisión de acceder a empleos con jornadas reducidas y menores salarios no es voluntaria. De hecho, el subempleo femenino se relaciona con barreras de acceso al mercado laboral y limitaciones de tiempo derivadas de las actividades de cuidado. Esto significa que, dicho grupo poblacional desea aumentar las horas de trabajo y la remuneración recibida, a pesar de los obstáculos que enfrentan para acceder a un empleo adecuado.

Gráfico 2

Población ocupada según condición de actividad y sexo a enero 2023

El sexo femenino registra una menor tasa de empleo adecuado en comparación con los hombres y el nivel nacional. Este hecho, como lo explica el BID, se relaciona con la segregación ocupacional, dado que las mujeres están empleadas principalmente en sectores de cuidado como educación, servicio doméstico y salud. Otro de los motivos es la segregación educativa, debido a que dicho grupo poblacional presenta una baja propensión a estudiar carreras de alta productividad con elevados salarios como ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM). 

En las habilidades requeridas en el mercado laboral, se evidencia que las mujeres se encuentran en una posición de desventaja respecto a sus pares masculinos. Esto se debe a los estereotipos de género que se imponen desde temprana edad y condicionan las capacidades cognitivas de los menores (“los niños son de ciencias y las niñas son de letras”). El resultado de tales conductas es la segregación educacional que impacta en el mercado laboral femenino, donde menos del 30% de los graduados de las carreras CTIM son mujeres. 

El retorno de las habilidades que demanda el mercado laboral también difiere entre hombres y mujeres. Al contrastar los ingresos por género (Gráfico 3) y controlar el nivel educativo, las características sociodemográficas y las habilidades básicas numéricas y de lectura, se evidencia que el retorno de las habilidades cuantitativas relacionadas a las matemáticas en los hombres es casi el doble del que obtienen las mujeres. Dicho resultado podría ser uno de los factores que influyen en la brecha salarial por género del país. 

Gráfico 3

Promedio del ingreso laboral por sexo a enero 2023

El BID destaca también que la progresión laboral femenina se encuentra limitada por el bajo acceso de las mujeres a cargos jerárquicos. En efecto, las mujeres están poco representadas en cargos directivos, ya que cerca del 9% son ejecutivas. De igual forma, las empresas dirigidas por mujeres presentan un menor tamaño que las firmas lideradas por hombres, debido a que el sexo femenino enfrena mayores barreras en el mercado de trabajo. Por lo tanto, las mujeres presentan mayores dificultades para desarrollarse y crecer en el ámbito laboral.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE AUMENTAR Y MEJORAR LA PARTICIPACIÓN LABORAL DE LAS MUJERES?

Como señala el reporte del Banco Interamericano de Desarrollo, al aumentar la inserción laboral y mejorar los indicadores de empleo en las mujeres se generan múltiples externalidades positivas en las familias y comunidades. De hecho, este tipo de mejoras aumentan el empoderamiento femenino, la paridad de género y la participación masculina en el trabajo de cuidado. A su vez, se producen mejoras en los resultados educativos de los niños, se reducen los niveles de desnutrición infantil y de inseguridad alimentaria de los hogares. Por tales razones, se deben desarrollar iniciativas para incrementar y mejorar la participación de las mujeres en el mercado laboral.

Las políticas de cuidado infantil tienen efectos positivos en las tasas de participación global de las mujeres, puesto que aumentaría la inserción entre un 7% y 9% según del nivel educativo de este grupo. Igualmente, dichas iniciativas se traducirían en aumento del PIB per cápita de entre 4% y 6%, refiere el BID. Por otro lado, la implementación de políticas que promuevan el acceso de las mujeres a empleos con mayor productividad produciría un impacto positivo el PIB per cápita entre 15% y 25%.

Las políticas realizadas en emprendimientos liderados por mujeres pueden generan ganancias económicas de alrededor del 9% de la producción nacional. Inclusive, estos beneficios pueden ser mayores cuando se reducen las barreras de entrada al mercado laboral de las mujeres con mayores habilidades de gestión. Por otra parte, incrementar la participación femenina en áreas de ciencia, tecnología e innovación permite que las firmas cuenten con un mayor porcentaje de trabajadores diversos, lo que favorece la innovación y mejora la productividad.

(*) Gabriela Andrade, analista económica Revista Gestión.
 
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Last modified on 2023-03-01

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