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Autor: Vanessa Brito*

El Gobierno de Lenín Moreno tiene un nuevo estilo, pero ha enfatizado en que la revolución continúa, así que la cancha está trazada para que las actividades productivas privadas ‘jueguen’ bajo el esquema económico del socialismo del siglo XXI, aunque ahora con un Estado sin recursos. Esto significa que la sostenibilidad económica del Ecuador recae sobre la empresa privada para generar divisas, empleo y seguir en dolarización; todo en medio del entrampamiento económico, político y empresarial.

 

Entorno económico es pieza clave

El “socialismo del siglo XXI” se mantiene con el actual Gobierno de Lenín Moreno. En su discurso de posesión señaló que “la revolución ciudadana que empezó hace 10 años se sigue escribiendo”, así que la cancha está rayada para los empresarios privados. Desde lo económico esto significa una mezcla del modelo mercantilista con populismo, sustentado en máximo gasto público con recursos provenientes de deuda interna y externa; mínimo ajuste y mayores impuestos.

En la actual crisis, la deuda pública es el oxígeno de la economía ecuatoriana. Para poner en contexto el peso de la deuda pública, hay que arrancar con el monto. En 2006 bordeaba $ 13.500 millones y se disparó cuatro veces más para llegar a $ 57 mil millones aproximadamente (ago-17), va en aumento, y equivale a:

  • 22 años de remesas de migrantes.
  • 77 años de IED inversión extranjera directa.
  • 7,3 veces las exportaciones de productos primarios (sin petróleo) en 2016.
  • 16 veces las exportaciones de productos industrializados (sin derivados de petróleo) en 2016.
  • Más de 10 veces las exportaciones de petróleo y derivados alcanzadas en 2016.
  • 4,5 veces la recaudación tributaria de 2016.

 

PRODUCTIVIDAD EMPRESARIAL

Fuente: BCE, SRI.

 

Se compara con estas variables por ser las fuentes propias de dólares para la economía del Ecuador, aunque de estas solo la exportación de petróleo, sus derivados y la recaudación tributaria son recursos del Gobierno, las otras fuentes son privadas.

El problema se agrava cuando los bajos precios del petróleo a nivel mundial se mantendrán, la recaudación de impuestos es inflexible a incrementos sustanciales, las remesas de migrantes seguirán en niveles del último quinquenio, y no hay expectativas de que la inversión extranjera directa venga al Ecuador.

Entonces, el peso de generar divisas recae sobre la empresa privada vía exportaciones, las que sumaron $ 11.300 millones en 2016 (sin petróleo ni derivados). Pero las crisis siempre dejan al descubierto las falencias de las organizaciones, siendo la principal, la baja productividad.

Baja productividad, falencia empresarial

La productividad es la relación entre lo que se produce y los recursos usados, hay diferentes maneras de expresarla, las más comunes son la productividad del trabajo y del capital.

Un estudio publicado en abril 2016 por la Universidad San Francisco de Quito, mostró un comparativo de la productividad por trabajador en Perú, Colombia, Bolivia y Ecuador, según el cual entre los años 2000 a 2013, el promedio de la productividad de mano de obra en Ecuador es la menor de estos países.

El mismo estudio encontró que una de las causas es el código laboral vigente en el Ecuador, que origina una mano de obra cara comparada con los resultados que entrega.

La baja productividad dificulta colocar los productos ecuatorianos en el exterior, pues no logran competir con similares provenientes de Perú, Colombia o Bolivia.

PRODUCTIVIDAD EMPRESARIAL

Fuente: Instituto de Economía de la USFQ, Koyuntura No.69, julio 2017.

 

El Banco Central del Ecuador realiza mediciones de productividad del trabajo por sectores, con cifras entre 2009 y 2014 concluyó que solo dos sectores tienen una productividad razonable: cultivo de banano, café y cacao; y elaboración y conservación de pescado. Los otros sectores son de baja productividad.

Sin visos de mayores capitales

Otro factor importante para mejorar la productividad es el capital. En el Ecuador los créditos no fluyen y tienen tasas de interés que resultan onerosas para las actividades productivas. Tampoco hay ingresos importantes por inversión extranjera directa, con apenas $ 737 millones en 2016, equivalente a menos de 1% del PIB, mientras en Colombia superó los $ 12 mil millones (4,4% del PIB) y en Perú fue cercana a $ 7 mil millones (3,6% del PIB).

Entrampados

Sin adecuada mano de obra ni recursos financieros, se aleja la posibilidad de aumentar la productividad. A esto se suman otros factores críticos como el código laboral vigente, la presión tributaria, los insumos básicos onerosos, la excesiva tramitología, la inestabilidad legal y la falta de acuerdos comerciales.

El Gobierno y los empresarios están entrampados, pues los cambios en torno a algunos de estos temas, que propondría el Consejo Consultivo de la Producción y Tributario tocan las ‘líneas rojas de la revolución ciudadana’, y la Asamblea no les daría paso, diluyéndose la posibilidad de correcciones reales. 

Mientras tanto, el Gobierno sigue endeudándose agresivamente para mantener la ‘ilusión’ de una economía estable, con los dólares que llegan principalmente de preventas petroleras, concesiones y creciente deuda interna y externa. El riesgo es que una economía dolarizada no puede sostenerse indefinidamente con deuda.

Conocimiento, asesoría y adaptación, destellos al final del túnel

La empresa privada enfrenta un mercado interno que se achicó, con previsiones de mantenerse estancado en los próximos años, precios que se desinflan al límite de la deflación, baja productividad, pocos productos que pueden competir razonablemente en el mercado internacional, y ambiente político adverso para concretar políticas públicas favorables.

Además, uno de los mayores problemas que existen en épocas de crisis para las empresas es su falta de adaptación al entorno económico, a los cambios y a las nuevas tendencias.

Se requieren empresarios proactivos, que puedan operar en una economía que cada vez tendrá desequilibrios más complejos, mercados volátiles y tendencias que cambian con mayor rapidez.

Hay que empezar por la meta individual, así que el conocimiento a fondo de todo lo que engloba a su empresa, la asesoría especializada y la capacidad de adaptación, son destellos al final del túnel para la ansiada generación de divisas, empleo y mantenimiento de la dolarización.

 

* Analista financiera.

Last modified on 2017-09-19

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